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el fin del mundo..

miércoles, 20 de febrero de 2013

Un velero español vuelve del fin del mundo para concienciar a la infancia


Tras recorrer más de 80.000 millas en competiciones por todo el mundo, el velero español Pakea Bizkaia pone rumbo a casa después de realizar un viaje a la Antártida con el que busca concienciar a los niños sobre la biodiversidad de la Tierra.
 El Pakea ("paz" en el idioma vasco) Bizkaia inició el 7 de octubre pasado año su expedición al extremo sur, dentro del proyecto que dirige el regatista Unai Basurko para "difundir la sensibilización medioambiental y el amor por la mar entre los más pequeños y también los mayores", según explicó hoy el navegante.
 Otro objetivo del viaje es acercar las culturas y las costumbres de los países y sus habitantes al País Vasco una vez que la nave regrese, aproximadamente a finales del mes de marzo.
 En su última ruta, el barco atracó en las Islas Canarias, Cabo Verde, Buenos Aires y Necoechea (Argentina) para grabar imágenes de la biodiversidad autóctona de cada zona, con las que se elaborarán dos documentales.
 En la web www.pakeabizkaia.com se pueden ver fotos y noticias de la expedición y los tripulantes explican sus experiencias.
 De esta expedición, la tercera tras un periplo por Groenlandia y el noroeste europeo, Basurko destacó "lo salvaje que está la fauna y la labor humana de la gente" de los lugares por los que ha pasado.
 El velero tiene una tripulación de ocho personas, que toman muestras del agua de la superficie del mar y de plancton para analizarlas y compartir luego sus conclusiones con los niños de primaria de diversas escuelas vascas.
 El proyecto tiene sus orígenes en el año 2004, cuando Basurko, movido por su pasión por la vela a nivel de competición, se empeñó en dar la vuelta al mundo en el Pakea Bizkaia.
 El navegante, de 40 años, ha participado en más de 500 regatas, ha recorrido más de 150.000 millas náuticas y es considerado uno de los más destacados regatistas españoles en vela oceánica.
 Entre otros logros, consiguió el único podio en la historia de la vela española en la Regata transoceánica Velux 5 Océanos 2005-06, la vuelta al mundo en solitario con dos escalas.
 El Pakea Bizkaia participó también en la regata Vendée Globe 2008-09, la vuelta al mundo en solitario pero sin escalas, antes de adoptar su finalidad social, que llevó a Basurko a comenzar a navegar acompañado de una tripulación.
 El velero, construido en Inglaterra en 1996, tiene 20 metros de eslora, cinco de manga y un mástil de 25 metros y cuenta con materiales resistentes y un casco de acero que le permiten viajar por las zonas polares.
 El capitán afirmó que la experiencia de surcar la Antártida ha sido "maravillosa" y que poder contactar con la naturaleza de la zona ha sido "único".
 "Cuando navegábamos cerca de Ushuaia (extremo meridional argentino) aparecían ballenas que nadaban a nuestro lado, era como si fueran ellas las que nos estuvieran estudiando a nosotros, fue una sensación difícil de describir", relató.
 Además, la tripulación pudo observar diferentes especies de delfines, como la blanquinegra tonina overa, que les acompañó en la travesía desde Puerto Madryn (Argentina) hasta Punta Arenas (Chile).
 El pasado enero la embarcación fue noticia al rescatar en el Cabo de Hornos al suizo Bernard Stamm, amigo de Basurko y participante en la última Vendée Globe, que había sufrido un accidente.
 "Fue una enorme suerte que nos encontrara y una casualidad del destino poder asistir a este amigo en un lugar tan lejano", aseguró Basurko.
 Tras viajar al sur argentino y chileno y visitar el continente de hielo el equipo de Basurko atracó el viernes en Montevideo, donde entregó una placa conmemorativa a la intendenta de Montevideo, Ana Oliver.
 El encuentro con las autoridades de la capital uruguaya sirvió también de hermanamiento, porque el fundador de la ciudad sudamericana, Bruno Mauricio de Zabala, era natural del municipio de Durango, en el País Vasco, en el norte de España.
 El Pakea Bizkaia partirá este jueves rumbo al País Vasco, donde espera tocar tierra dentro de cinco semanas y poder encarar otra aventura tan o más apasionante: apoyar en la concienciación ecológica de los futuros adultos.