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el fin del mundo..

jueves, 22 de octubre de 2020

Quien es el mesias en realidad

Los musulmanes también esperan a su líder espiritual, al que llaman Muntazar, que será el sucesor de Mahoma Los árabes eran un pueblo semita, que habitaba la península arábiga, ubicada al suroeste de Asia, entre el mar Rojo y el Golfo Pérsico. En ese lugar pobre y desértico, florecían pocas ciudades, destacándose, Yatrib (Medina) y La Meca. Los pobladores, a causa del suelo infértil, se dedicaban fundamentalmente al pastoreo, siendo en su mayoría nómadas, organizados en tribus independientes, tanto en su economía como en su religión. En cuanto a sus creencias, muchas tribus eran politeístas (creían en muchos dioses) como la mayoría de los pueblos de la antigüedad y otras eran fetichistas, adorándose a algún objeto o ser humano milagroso. El objeto al que la mayoría rendía adoración era la Piedra Negra, que habría adquirido ese color, tras haber sido originariamente blanca por los pecados humanos. Se encontraba en La Meca, en el santuario de Cava (Casa Cuadrada). En esa ciudad misteriosa, La Meca, nació en el año 570, quien sería el creador de una nueva religión monoteísta, el islam. Nos referimos a Mahoma, un comerciante de caravanas, que a causa de sus continuos viajes había podido vivenciar las dos religiones monoteístas del Cercano Oriente: la judía y la cristiana. Estaba casado con Jadicha, una rica viuda, veinte años mayor que él, que se convertiría en su primera discípula. El arcángel Gabriel se le reveló a Mahoma en un sueño, en el monte Hira, cuando tenía cuarenta años, confiándole el secreto de la que sería para él y sus seguidores, a partir de ese momento la verdadera religión, el islam, que significa “sumisión”, cuyo dios era Alláh, ordenándole que predicara, convirtiéndolo en su profeta. Así lo hizo, abandonando para siempre su profesión de comerciante, para transmitir el mensaje divino, pero debió exiliarse a partir del año 622 en Medina, conociéndose como Hégira este período, por el rechazo de los habitantes de la Meca, a la nueva religión. En esa fecha, comienza el año cero del calendario lunar musulmán. Desatada una lucha entre La Meca y Medina, en ese entonces aún llamada Yathrib, resultaron victoriosos los seguidores de Mahoma, lo que le permitió imponer sus ideas. Los musulmanes desconocen la idea cristiana del pecado, siendo lo importante la fe. El verdadero creyente será bendito en el paraíso, mientras que el tormento será el destino final del malvado. Para ser un verdadero creyente, debe orarse cinco veces por día mirando hacia La Meca, entregar obligatoriamente limosna al necesitado, no beber alcohol, ayunar entre la salida y la puesta del sol en el mes de Ramadán, y procurar ir aunque sea una vez en su vida, en peregrinación a La Meca. Al ser aceptada, esta nueva fe, sirvió de unión a las disgregadas tribus árabes que ahora poseían una religión común, que se difundió por toda Arabia. Esto permitió además un proceso de expansión, permitido por sus propias creencias. El Corán, su libro sagrado, escrito por los sucesores de Mahoma, ya que éste era analfabeto, y había confiado los preceptos oralmente, para su conservación, a los memoriones, quienes los repetían constantemente, contiene las reglas básicas a las que deben someterse sus seguidores, llamados musulmanes, que significa “Sometidos a la voluntad de Dios”. Estos deben observarlas a través de una lucha interior contra toda creencia que se oponga a las reveladas y contra todo pueblo que intente combatirlas. El medio de lucha es conocido como Guerra Santa. En el año 632, se produjo el deceso de Mahoma, y sus cuatro primeros sucesores, llamados califas, fueron parientes de aquél. En este período el mundo musulmán se extendió por el noreste de África, Persia, Siria y Palestina. El califa Omar conquistó entre los años 634 y 643, Egipto, Siria y Persia lográndose el control del Oriente Medio. Con el fin de reorganizar las conquistas y sofocar conflictos internos, no se produjeron nuevos intentos de avanzar sobre otros territorios por espacio de cincuenta años. Muerto Omar, el mundo árabe comenzó a dividirse en dos bandos, que perduran hasta la actualidad: los chiitas y los sunitas. Siendo electo sucesor, Alí, yerno de Mahoma, se agudizaron los conflictos internos, y el nuevo califa falleció asesinado. Con el proceso de conquista, además de intensificarse la agricultura con la implementación de nuevas técnicas, como acequias y represas, floreció el comercio, logrando controlar las rutas marítimas del Mediterráneo y del Índico, utilizando el dinar de oro, una moneda propia, y crearon el cheque y la letra de cambio. Cuando el califato quedó en poder de la familia de los Omeyas, la conquista se extendió a Marruecos y a la Península Ibérica. La capital fue trasladada a Damasco (Siria). La invasión musulmana fue repelida en Francia, donde fueron derrotados en la batalla de Martel, por las tropas a cargo de Carlos Martel. El este tampoco pudo ser invadido gracias a la resistencia de León el Isáurico, emperador de Bizancio. Al ocupar el poder la familia de los Abásidas, a mediados del siglo VIII, la capital fue establecida en Bagdad, donde recibieron la influencia cultural persa, y continuó el proceso expansionista por el Mediterráneo, que halló un freno en Constantinopla, ciudad que intentaron tomar en tres oportunidades con resultado negativo, ya que fueron derrotados por “el fuego griego”, compuesto químico extraído del petróleo que ardía al contacto con el agua, y que fue arrojado sobre sus barcos. Los árabes asimilaron la cultura de los pueblos conquistados, a las que imprimieron su propio sello, unificadas bajo una lengua común: la árabe. Cultivaron las letras, destacándose en su creación literaria “Las Mil y una noches”; las ciencias, con grandes avances en medicina, geografía, astronomía y matemática; las artes, sobre todo en la arquitectura, siendo famosas sus mezquitas (templos), los palacios donde residían las autoridades y los mercados (zoco). Mahoma había prohibido representar artísticamente a ningún ser vivo, y por ello la decoración de los edificios estaba realizada con bonitos y complicados diseños. Hubo una gran inquietud por los conocimientos filosóficos, sobre todo por el pensamiento de Aristóteles. Con la fragmentación de la autoridad política, ya que existían tres grandes estados árabes: España, Egipto y Persia ocurrida a partir de la aparición de jefes regionales, en un territorio difícil de controlar por su extensión, ocurrió la invasión de los turcos, conocidos como bereberes, poco después del año 1000, también seguidores del islam, pero de raza mongol, pasando estos a controlar las tierras orientales islámicas.

la Biblia vida inteligente en otros planetas

La pregunta sobre OVNIS y vida inteligente en otros planetas se ha hecho muy popular. Muchos científicos de moda especulan sobre las posibilidades, insistiendo en que no podemos estar solos en el universo. Vida extraterrestre es el tema de exitosos programas de televisión y películas, y es también una creencia muy común en las religiones de la Nueva Era. Mucha gente ha preguntado qué dice la Biblia al respecto. El siguiente articulo intenta tratar con el tema honesta y sencillamente y responder a la pregunta de una manera que se pueda entender fácil. No procura ser un tratado de teología extenso.
Las Escrituras no responden directamente a la pregunta sobre seres extraterrestres. La Biblia no niega o confirma explícitamente la existencia de vida inteligente en otros planetas. Aunque el tema no se trata explícitamente, la Biblia enseña implícitamente que las únicas cosas que Dios creó con inteligencia son los ángeles, el hombre y los animales.
Es importante recordar que las estrellas y planetas no fueron creados billones de años antes que la Tierra. De acuerdo a la Biblia, la tierra no es el resultado de miles de millones de años de evolución estelar durante los que se crearon muchos otros planetas. La tierra fue creada antes de que otro planeta o estrella existiera. La Tierra vino a existir el primer día de la creación (Génesis 1:1). Dios no creó el Sol, la Luna y las Estrellas hasta el cuarto día (Génesis 1:14-19). La Tierra es única y tiene el papel principal en la Creación de Dios.

Aún más, la Biblia indica claramente que el destino del universo (cada planeta y estrella) está por siempre ligado a la tabla del tiempo de Dios para la humanidad y la Tierra. Un día, Cristo volverá a la Tierra y completará el acto final de la redención del hombre (2 Pedro 3:9-10). Él destruirá este universo y creará cielos nuevos y tierra nueva (2 Pedro 3:7, 10; Apocalipsis 21:1). Todas las estrellas y planetas serán destruidos junto con la Tierra.
¿Qué relación tiene esto con la pregunta sobre vida extraterrestre? La tabla del tiempo (y la razón completa) para esta destrucción y re-creación parece claramente estar basada en los planes de Dios para nosotros los terrestres. Si Dios creó vida inteligente en otros mundos, es difícil imaginar que sus vidas estuvieran calibradas por las faltas de los habitantes de la Tierra. Parece improbable e injusto que sus distantes planetas fueran destruidos por Dios por Su plan para la Tierra. La implicación de la Escritura es que no hay otras criaturas inteligentes fuera del hombre, los animales y los ángeles.
¿Por qué destruirá Dios los planetas y las estrellas junto con la Tierra?Cuando Adán pecó, TODA la creación fue afectada - el universo entero. Romanos 8: 18-22 enseña que toda "la creación fue sujetada a vanidad". Aunque todos tenemos familiaridad con el hecho de que Dios hizo al hombre el amo de la Tierra (Génesis 1:28), la Escritura nos dice que aun los cielos se sujetan a la humanidad. "Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste,… Le hiciste [al hombre] señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies" (Salmos 8:3,6). "No sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejército del cielo, seas impulsado, y te inclines a ellos y les sirvas; porque Jehová tu Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos." (Deuteronomio 4:19).
La experiencia práctica dice que nada en el universo está probablemente en su más perfecto, estado originalmente creado. La Tierra no es más el paraíso descrito en Génesis. Las estrellas se están muriendo. La luna y los planetas han sido golpeados. Parece que todo en el universo eventualmente se vendrá abajo.
¿Por qué crearía Dios un universo tan grande si es sólo para aquellos del planeta Tierra? ¿Qué propósito tiene el universo? Francamente, Dios no revela todas las respuestas, pero nos ha dado al menos algunas de las razones:
  • LUZ, CONTAR EL TIEMPO Y NAVEGACIÓN. La Escritura nos dice que Dios creó el Sol, la Luna y las estrellas para dar luz (alumbrando las tinieblas del cielo de la noche) y para ayudar a la humanidad (Génesis 1:14-15, etc.). Eso es correcto, una de las razones por la que Dios hizo la Luna, el sistema solar y las estrellas fue para proveernos una forma de distinguir el paso del tiempo (días, meses y años) y predecir la llegada de las estaciones. Sin los cuerpos celestes, el trabajo de contar el tiempo y de navegación hubiera sido mucho más difícil. Aprendemos de la historia que desde los días antiguos, las gentes usaban el movimiento de las estrellas para producir sus calendarios y encontrar su camino a través de grandes distancias, tal como Dios lo estableció en el principio. También puede ser que algunas aves migratorias hagan uso de las constelaciones.
  • GLORIFICAR AL CREADOR. Otro propósito de la miríada de estrellas es traer gloria a Dios—enfocando la atención del hombre en el increíble poder y grandeza del Creador. El Salmo 19.1 dice, "Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos". Lo vasto del universo es una tremenda expresión de la fuerza y el poder de Dios. Dios es más grande de lo que podamos imaginar, aún más grande que su espectacular creación, el universo. El Salmo 8:1, 3, 9 dice, "¡Oh Jehová, Señor nuestro, Cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! …Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, … "¡Oh Jehová, Señor nuestro, Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!" Cuando consideremos la vastedad del universo meditemos en la gloria de Dios, y no soñemos fantasías de seres extraterrestres.
La Biblia no enseña que existe vida inteligente en otra parte en nuestro universo. Aunque nuestro Dios Todopoderoso pudo haber creado tal vida si lo hubiera deseado, parece bastante obvio en la Escritura que no lo hizo. La tabla de tiempo del universo para este universo es medida por los tratos de Dios con nosotros. Parece que Dios ha creado a la raza humana, en el planeta llamado Tierra, como la única beneficiaria de su armonía. Esta armonía es de un diseño tan exclusivo que se nos dice que las únicas creaciones extraterrestres—los ángeles—pueden observarla en acción. Es nuestro privilegio ser el centro de atención en nuestro universo vasto y lleno de maravillas.